Berlinde de Bruyckere : en pos de un concepto
Berlinde de Bruyckere nació en Gante (Ghent), Bélgica, en 1964.
Ella es una artista especializada en la producción de esculturas en cera, madera, lana y piel de caballo entre otros materiales, aunque también trabaja en acuarela y gouache.
Cuando Berlinde contaba con 16 años de edad, consiguió la un tanto reticente aprobación de sus padres para ingresar a la academia de arte.
Posteriormente, y debido a que sus padres no consideraban que estos estudios le garantizasen un empleo estable, alquiló un estudio en Gante y comenzó a dar clases de dibujo hasta poder emanciparse de los mismos.
Desde entonces ha venido desarrollando una temática, un concepto.
La práctica artística de Berlinde ha sido profundamente influenciada por la estética y temática del Renacimiento flamenco y de otros Viejos Maestros.
Son referentes importantes en la obra de esta artista el pintor renacentista Lucas Cranach, el poeta romano Ovidio y el director de cine italiano Pier Paolo Pasolini.
Su investigación formal abarca las calidades de la lana, la madera, la cera y las evocaciones que de las mismas puedan surgir; y también la figura humana como centro de abordaje de temas universales como el sufrimiento, la soledad, el nacimiento, la muerte y el recuerdo.
En sus esculturas el aspecto mórbido es lo primero que impresiona a la mirada, pero luego cede paso al carácter ambiguo de las mismas.
A nivel del lenguaje, es en generar esta ambigüedad aquello en lo que la artista se esfuerza. En el dialogo entre los materiales que utiliza, y en su ubicación en el espacio físico pueden encontrarse diversas lecturas.
De Bruyckere comenzó a trabajar con figura humana en la década de 1990, primero con mujeres cubiertas casi totalmente por mantas de lana, de las que sólo sus pies eran visibles. Luego, tomando el cuerpo humano como punto de partida, uniendo diversas partes o fracciones del mismo, de modo de conformar un nuevo cuerpo, una nueva unidad.
Empleando la misma técnica que utilizaban los escultores del siglo XIV, estas fracciones de cuerpo provienen de moldes tomados tanto de modelos humanos como de animales muertos.
Primero ella compone un esbozo de la idea general y luego lo entrega al modelo para que la interprete. Durante todo este proceso la idea va sufriendo una serie de transformaciones en relación con las posibilidades de experimentación que el material ofrece.
En todas estas representaciones, el rostro permanece siempre oculto, cuando no totalmente ausente. El propósito de ello según Berlinde, es evitar las referencias inmediatas, ya que la atención del espectador suele centrarse primero en las expresiones de los rostros, disminuyendo la relevancia del conjunto del cuerpo.
Hacia el año 1999 hasta superado el año 2000, la escultora comenzó una nueva serie de trabajos cuyos protagonistas son los caballos.
El tema aquí trata del sufrimiento de los animales y guarda relación con una propuesta que le hiciera el In Flanders Fields Museum (situado en Ypres).
En una reflección sobre el drama histórico de la Primera Guerra Mundial, en la serie de batallas libradas cerca de la localidad belga de Flandes, Berlinde se concentra en las imágenes de la ciudad abandonada y de los cadáveres de caballos.
Lejos de equipararse al símbolo de poder que representan en la estatuaria ecuestre clásica, estos equinos heridos, esmirriados y de aspecto agónico, comunican un estado de fragilidad y se convierten en verdaderas víctimas y símbolos de lo que en las guerras se pierde, con independencia del resultado de las mismas.
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